Sueño segmentado: la tradición de la vigilia

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La antigua palabra francesa dorveille, que podemos traducir como 'vigilia', alude a una modalidad de sueño habitual en Europa hasta hace un par de siglos. Según el historiador A. Roger Ekirch, del Instituto Politécnico de Virginia, en la sociedad preindustrial se dormía en dos tramos, el primer y el segundo sueño. Los campesinos llegaban a su casa demasiado cansados para otra cosa que cenar y caer dormidos poco después de la caída del sol, pero despertaban luego de la medianoche en un agradable estado de ánimo. Recuperados de las fatigas del día, dedicaban las siguientes una o dos horas (la dorveille) a reflexionar, rezar, conversar, interpretar sus sueños, hacer pequeñas visitas o disfrutar del amor (al parecer era el horario más habitual para eso). Luego retomaban el sueño hasta el amanecer, casi puedo imaginar que con una sonrisa en los labios.

La luz eléctrica y los cambios en el estilo de vida de las sociedades occidentales fueron imponiendo luego el hábito de descansar de seis a nueve horas continuadas, y tendemos a señalar como disfuncionales otras posibilidades. A veces se duerme sólo lo que antes se entendía como primer sueño, y muchas personas consumen medicación para no despertar en la madrugada. Teniendo en cuenta, sin embargo, que el sueño bimodal que cultivaban nuestros antepasados es común a muchos mamíferos (y que en el mundo se duerme de maneras muy distintas de acuerdo a las costumbres de cada lugar), tal vez debamos considerar nuestra próxima vigilia como un regalo y aprovecharla, por ejemplo, para viajar con los sentidos.

Foto: París.