"La melancolía, la soledad y el aislamiento, cuando se ponen de manifiesto en la escritura de una mujer, son rasgos que admiten ser interpretados como la prueba de un desequilibrio psíquico de tal naturaleza que puede conducir a su autora al suicidio o a la locura. Si es varón el escritor, en cambio, y su obra o vida o ambas manifiestan parecida contextura --la lista es larga, de Hölderlin y Rimbaud a Kafka y Beckett-- ésta suele recibirse como una confirmación del talante visionario del hacedor. De más está decir que las desviaciones o sencillamente los hábitos de un escritor son argumentos folletinescos, no criterios de lectura de una obra literaria".
Ana Nuño en el prólogo de la Prosa completa de Alejandra Pizarnik.
Foto: Innsbruck.