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Habanera op.25

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Cumplo en contarles que al menos dos libros de la casa se van de paseo: a través de una gestión de la Casa de los Escritores del Uruguay, Trinitaria y Villa de Niebla (y tal vez también Los cien ojos de la cola del pavo real de Hera y La enfermedad del terciopelo, los dos trabajos que la Casa me publicó en 2009, el último de ellos en una antología) estarán en el stand que el Ministerio de Educación y Cultura tendrá en la 25ª Feria Internacional del Libro de La Habana. Y como si este honor no fuera bastante, luego de finalizada la Feria las obras en cuestión se integrarán probablemente al catálogo de la Biblioteca de la Casa de las Américas. Gran alegría entonces por aquí, y el agradecimiento a la Casa de los Escritores y al Área de Letras del MEC por el apoyo.

Los libros de la casa

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Trinitaria (Montevideo, Ediciones de la Banda Oriental, 2001). Prólogo de Pablo Rocca, portada de María Eugenia Ferreiro. ISBN 9974-1-0225-1.

Villa de Niebla (Montevideo, Artefato, 2004). Portada de Andrés Arcos. ISBN 9974-7873-7-8.

Tablas reales y otros juegos, en Letralia (www.letralia.com), sitio web de Cagua, Venezuela, 2008. 

Los cien ojos de la cola del pavo real de Hera (Montevideo, Casa de los Escritores del Uruguay, 2009). ISBN 978-9974-96-651-2.

"La enfermedad del terciopelo", colección de prosas publicada parcialmente en 7 Jóvenes Narradores 7 (Montevideo, Casa de los Escritores del Uruguay, 2009). ISBN 978-9974-96-647-5.

"La Soufrière/ El Azufral", colección de poemas publicada parcialmente en Alhucema Nº 31 (Albolote, Granada, 2014).

"Hotel Marte", poemario, en Veinte (libro digital editado por el vigésimo aniversario de Letralia, 2016).



Villa de Niebla




Así se duerme en la villa de Niebla.

Llegan los murciélagos, las niñas de la hiedra, los pensamientos oscuros. El durmiente tiembla y se arrebuja en lanas y algodones, intranquilo. A su lado la lumbre se extingue.

Luego, en los caminos, las plantas de viniebla se doblan apenas bajo un viento sutil y helado, y entonces aparecen los sueños de placer. Se ahogan, sin embargo, en un quejido: el durmiente despierta, advierte que soñaba y vuelve a caer en letargo, no sin antes derramar un par de lágrimas.

Finalmente, con los primeros rayos del día, la víctima cae por fin en un profundo sueño. Y es entonces, justo entonces, que las malditas campanas llaman al deber.


De Villa de Niebla (2004).
Foto: Montevideo.

Villa de Niebla por Alicia Acosta


"Paso tu piel por ceniza de huesos, como la plata se pasa por la cendra. Bruño tu piel y la veo brillar y luego hacerse humo, hacerse polvo. Centellea tu piel al borde de la quema, harina en mis manos que se perfuman para darle forma. La cuezo de a poco en un gran caldero y va espesándose, delicia de delicias". 

[Fragmento de DELICIA].

Camino con atención por calles de letras en Villa de Niebla. 

Cada vez que, distraída, doblo una de sus esquinas (o en este caso, paso tranquilamente una de sus páginas) me encuentro con una pequeña historia (prefiero usar "pequeña historia" a "narrativa breve", la verdad) que me alegra, me seduce o me estremece... En sus rincones se agolpan palabras con ganas de transmitir emociones unas veces duras, otras hermosas, pero siempre valientes. Palabras de mujer.


"Será un nuevo juego de tus uñas atroces, moradas. Estarás esperando hasta que ya nadie me proteja, y entonces atacarás.

No creo en las versiones que hablan de tu fin. Cuanto más se esfuerzan en darme detalles de tu agonía, más me convenzo de tu bienestar. Y tu bienestar sólo puede significar una cosa: mi ruina".

[Fragmento de UÑAS].


Magdalena Ferreiro, esta gran transmisora de sentimientos que en esta calurosa tarde me ocupa, nació en Montevideo, y su trabajo ha sido premiado en diferentes ocasiones. La autora nos brinda, en forma de libro, buenos ratos al atardecer, o al amanecer, o cuando realmente queramos... Su obra, "Villa de Niebla", cabe en mis manos y entre mis palmas casi no asoma el azul de cielo uruguayo de su portada.

Es un volumen pequeño, sencillo, que no necesita aparentar más, quizás tan solo que nos permitamos asomarnos dentro y descubramos su interior... Entonces, sin duda, nos encontraremos páginas cómplices que nos acompañarán donde deseemos.

Cuando me trajeron "Villa de Niebla" y vi lo pequeñito que era pensé en bebérmelo en un rato (supongo que sin darme cuenta de las prisas que nos habitan normalmente) pero para ser sincera, al empezar a leerlo me di cuenta de que es tan grande que merece más ratitos de placer, en los que poder disfrutarlo lentamente, saboreándolo sin prisas, como un buen vino.

Magdalena Ferreiro nos invita a recorrer un mundo de emociones en el que pasaremos de la rabia al placer, y de la duda a la sonrisa, y os aseguro que es una buena guía en ese camino.


"Bailábamos en el jardín, en la nieve, desnudos, y a cada paso nos servían bebidas dulces y pequeñas delicadezas que halagaban el paladar. Recuerdo el aire enrarecido y una melodía insólita, y también la figura de alguien que creí reconocer vagamente. Estaba de espaldas, pero de pronto se volvió y su rostro era traslúcido, horrible, el rostro de quien ha visto algo que no puede ni siquiera nombrarse".

[Fragmento de QUÉ FANTÁSTICA ESTA FIESTA].

Alicia Acosta, sitio web Comentarios de Libros (España), 2005.